La agenda feminista
Freddy Sánchez jueves 19, Mar 2020Precios y desprecios
Freddy Sánchez
De ahora en adelante, a las damas habrá que verlas de su barbilla hacia arriba. Porque una mirada centímetros abajo podría implicar riesgos mayores.
Las acusaciones de acoso pueden surgir con gran fuerza pudiendo alcanzar a los más discretos admiradores de los portentos femeninos, y por supuesto, a los osados y hostigadores “mirones”.
Y es que la hipersensibilidad de las damas ante presencias incómodas y de riesgo para su integridad, está más que justificada por la larga historia de ofensas en su contra.
Verlas, pues de reojo quizás no las incomode, pero hacerlo con indecente descaro, “babeado” lascivia, lo más probable es que las haga enojar y las pondrá en guardia.
Más todavía ante una actitud masculina de maltrato, acoso sexual o de violencia contra su persona.
Por eso es que todo hombre tiene la obligación de asumir una conducta respetuosa hacia las mujeres o correr el riesgo de afrontar las consecuencias de sus actos no prudentes y agresivos.
Baste decir que las damas ahora más que nunca estarán en todo su derecho de defenderse del acoso y la violencia.
Nadie puede argüir con razón que no hacen falta en el país acciones contundentes para brindar un auténtico respaldo solidario a las causas feministas.
Así que ante las quejas de una dama no se pueden prestar oídos sordos. Si alguien es acusado hay que actuar con inmediatez y máxima energía. Ahora que también es menester detenerse en este punto par pedir a las féminas no obrar con dolo ni mala fe, pretendiendo afectar con falsedades o exageraciones a un exponente del sexo opuesto atribuyéndole conductas de acoso, violencia, malos tratos o faltas de respeto, que no se hayan cometido.
Toda calumnia por resentimientos y meros afanes de venganza, por desentendimientos en las relaciones de pareja, obligada vecindad o un contacto casual, sin haber mediado acciones ciertamente atentatorias contra la dignidad y la integridad de una mujer, sería el equivalente a una inmoralidad que desacreditaría la legítima defensa de una dama ante los agravios ciertos recibidos en su contra.
Algo como lo descrito pareció suceder con una señora que se hizo famosa en redes sociales con el mote de “lady abusada”, a causa de que, según se visualiza en una imagen de video, se molestó con un hombre que la captó en el momento de querer dejar a sus hijos en el auto para entrar a comprar algo en un OXXO, y ante la pregunta de por qué los dejaba solos en el coche, se soltó todo un torbellino de violencia de parte de la dama, que en apariencia golpeó al susodicho y luego lo persiguió largo trecho en la calle, profiriendo insultos en su contra, gritando que la había manoseado, mientras su hijos se quedaron solos y expuestos al riego de un más que evidente abandono.
Otro caso digno de mención, que sigue sin aclararse lo suficiente es el del señor Quadri, ex candidato presidencial, quien apareció en un mural de la Ibero, siendo mencionado como acosador, lo que despertó la indignación del acusado que al declararse públicamente inocente, exigió pruebas a la dama que lo señala.
El caso sigue en espera de saber, a ciencia cierta, si hubo el acoso denunciado o se trató de una calumnia. Algo similar sucedió con Plácido Domingo. Lo acusaron, negó mucho tiempo haber incurrido en abusos, pero repentinamente aceptó las faltas y optó por pedir perdón.
Así que en torno a Quadri, difícil es anticipar el desenlace de la historia, pero lo que se puede afirmar con absoluta certeza es que dos cosas no se pueden perdonar. Los ataques ciertos contra las damas y las acusaciones falsas contra los hombres.
De modo que a las mujeres es indispensable otorgarles todo el apoyo y la protección que requieran sin que esto se preste a ninguna clase de abusos ni desviaciones respecto a las acciones a tomar en lo que debe considerarse como la agenda feminista.